En verdad, sentía que había sido en vano haber vuelto, cada vez me dolía más despedirme definitivamente de él... Ya era tarde para lamentarse, ahora sólo podía escuchar lo que quería, por lo que me estaba reteniendo, lastimando de a poco, queriendo nunca irme.
- Por favor, dime.- me encontraba atrapada en sus brazos, muy próximo a mí, casi pareciendo que me quería besar, estando aferrada como si no lo quisiera soltar.
// Házlo más fácil para los dos... termina con esto, Joseph. Ya no puedo...//
- Amor... Quiero pasar una última noche contigo...- su cuerpo se pegó mucho más al mío, sintiendo como sus manos me acariciaban por debajo de la camiseta... Quedé totalmente inmóvil, sintiendo lo tierno que me me empezaba a mirar, buscando mi aceptación... Quería...¿Quién no? Pero me ataría más a él, no me querría ir, me costaría irme con ese último recuerdo...
Suspiré mirándolo con mucho amor, pero no podía... No quería tampoco lastimarlo más a él.- Joe...- le dije buscando su comprensión y entendimiento.- No sé si estaría bien quedarme.-
Bajó la mirada, sus caricias fueron bajando de intensidad, siendo por arriba de mi ropa...
- Perdón... No quise incomodarte...- de a poco me fue soltando hasta quedar a una distancia corta pero alejada de mí.
// Me duele hacerle eso, hacerme esto...//
- Pero...- subí su mirada hastqa que se encontró con la mía.- Quiero quedarme contigo.- le dibujé una gran sonrisa, viendo como lo había alentado.
- ¿Es en serio?- dijo con sus ojos abiertos de par en par. Joe atinó a abrazarme.- Quiero que te sientas como en tu casa...- me tomó de su mano y entramos otra vez a su casa. Íbamos pasando la entrada y él andaba a los besos y abrazos.
Nos sentamos juntos en el sillón, hablando los dos acostados y muy abrazados, entre sonrisas y palabras bonitas, besos, miradas... Siempre había sido todo un caballero, haciéndome de comer, abrazándome, diciéndome todo lo que me amaba... Estaba que volaba por los cielos, me sentía felíz junto a él aunque el recuerdo de que eso se acabaría me devastaba.Ya eran las diez de la noche, estábamos hablando sobre los recuerdos que teníamos en el colegio, recetas, deportes... Íbamos cambiando de tema muy seguidamente... Yo tenía muy claro que ella se iría en horas de mi lado y eso me rompía el corazón. Me sentía tan cómodo así con ella, con sus chistes y expresiones, sus caricias y golpes cada vez que decía un chiste que la ofende, esa risa contagiosa que hacía temblar la sala, ese amor que tenía por todo lo que le importa... No podía creer que había encontrado a la mujer de mi vida y ahora se marcharía tan lejos de mí.
- Siempre desaparece Alice... ¿Por qué será?-
- No sé. Ella, el otro día, me llamó...- acariciaba su pelo mientras su cabeza estaba en mi pecho. Se sentó rápidamente.
- ¿Hablaste con ella? No la encuentro hace días...-
- No me dijo nada... Sólo quería saber cómo estaba...Es raro que me llame a mi y no a ti.-
- Puede ser...- volvió a acostarse encima mío. Puse mis manos sobre su abdomen, acariciándola con dulzura.
// ¿Por qué Alice lo llamaría a él? Eso es raro...//
- Lo estamos haciendo muy difícil ¿Sabes?- giré y quedó mi pecho junto al de él, mirándolo desde cerca, poniendo mis manos en su rostro entre caricias.
- No soy el único que lo hace difícil...- puso sus manos sobre las mías que lo acariciaban. Sus ojos se estaban abrillantando, quedando con sus ojos fijos a los míos.
- Si me sigues mirando así, si que la empeorarás más...- se nos dibujó simultáneamente una sonrisa, de esas tan sinceras, tan dulces, esas embobadamente enamoradas... Se acercó unos milímetros, levantando su cabeza del sillón y me besó con suavidad.
- Ya es tarde, amor...- le dije entre besos. Lentamente, la casa se alumbró con un gran relámpago que entró desde el ventanal, viendo como algunas gotas caían sobre el vidrio...
- ¿Estás cansada...?- me acarició el rostro con cariño. Asentí con una sonrisa.- Bueno... Vayamos arriba.-
Me tomó de la mano y subimos las escaleras.
Estábamos en un pasillo bastante grande, con muhcas puertas y ventanas. Casi en el fondo, él me abrió y me dejó pasar primero.
- ¡Bienvenida a mi cuarto!-
- Es muy lindo...- miré alrededor muerta de asombro.
- Qué suerte que te gusta... Es muy cómodo, es el mejor cuarto de la casa...- Se aproximó un poco más, abrazando mi cintura con fuerza, haciéndome temblar con sus caricias, otra vez bajo mi ropa.
Sin pensar, no pude otra cosa que caer en sus brazos y empezarlo a besar. Cada vez eran más intensos esos labios, que parecían estar encendidos fuego mezclado con ternura y suavidad. De a poco, mientras me hablaba al oído, me recostó en su cama.
- Sabes cómo te amo...- dijo dulcemente. No quise decirle nada, sólo lo quería conmigo, como pasó en el campo, queriendo saber todo lo que en verdad me amaba. Deseaba ser suya siempre, ser dueña de sus besos, de sus ojos, de todo él...
Su cuerpo era fatal, pero yo no me encontraba así con ella por eso, allí había un sentimiento como nunca lo había habido, caricias sinceras, besos apasionados, palabras ahogadas en nuestros labios, su cabello enredado en mis dedos, como su piel de a poco se volvía a encontrar con la mía... Todo era perfecto, esperando que sea infinito, que nunca haya un mañana... Un mañana triste como el que se acercaba.
Sus labios me recorrían por toda la piel, dejando marcas en mi interior llena de pasión y deseo, lleno de gemidos de placer y amor, queriendo que ese momento sea el mejor de todos, que otros, pero sin nunca sacarle importancia a nuestro primer encuentro y a este... el último...
Nuestros cuerpos rozaban con prisa por momentos, en otros eran tiernos, delicados, románticos, los besos eran interminables, encuentros inundados de frenesí y gloria... Él recorrió su boca desde la mía, bajando por mi cuello, deslizándose por mis pechos, marcando un camino de besos hasta mi abdomen, concentrándose allí.
Ella se reía un poco con mis besos en su estómago.
- Me haces cosquillas...- su risa era perfecta y dulce.- Me siento embarazada con ese trato, con esos besos allí...- se seguía riendo.
- Eso me gustaría...- Victoria me miró en shock.-
-¿Eh?...¿Cómo? ¿Un hijo?...-
- ¿No quieres un mini- Joe?- subí y besé su boca entre sonrisas.
// Un niño... No, no, no y no...//
- Joe...- lo miré seria, sentándome de a poco. Era un tema complicado.
- Sería lindo ser padres...- parecía ilusionado.
- Pero...- dije dudosa.- ¿Me lo estás proponiendo o es sólo una broma?-
- Tómatelo como prefieras.- besó mi hombro. Quedé paralizada.
- Como una broma está bien. Somos muy jóvenes para tener hijos. Es mucha responsabilidad ¿No?-
- Puede ser, pero sería genial, la persona que más amo, un hijo tuyo...- No me estaba asustando, estaba aterrada. Él estaba con esa idea fija en la mente.
- Perdón, Joe... Somos muy jóvenes...-
Me miró apenado:- Bueno...No tengamos hijos....- dijo algo molesto.- Casémosnos...-
NOOOOOOOOOOOOOOOOO! Bueno sigan leyendo y COMENTEN MUUUCHO! ;)
Me gustaría encontrar más comentarios.... Además pásenlo a las chicas que les pueda llegar a interesar, amigas, otras Jonáticas...
Vicky♥
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH UN MINI JOE !! AHHHH ... TAN TONTA !!1 PORK NO DIJE QUE SI !!! ... CON UN MINI JOE PODRIA MADURAR !!! ... AHHHH !!! LASTIME SU CORAZON !!! BUAAAAAA
ResponderEliminarMUY LINDA TU NOVELA !!! ME ENCANTA !!! SUBE LA PROXIMA PRONTO PLIS !! :D AHHHHHHHHH
:D gracias por tu apoyo...
ResponderEliminar