Al abrir esapuerta me encontré con lo que menos esperaba. Ella estaba allí, enfrente mío, de la misma forma en la que siempre se paraba, con su tez igual de pálida que hace años, sus labios rojos como si se hubiera maquillado, de cuerpo frágil y angelical con su cabellera negra como la noche y sus ojos grises inevrnales.
Estaba esperando a su padre, no a ella, quedando en shock con sólo volverla a ver...
- Samantha...- suspiré con mis ojos fijos a ella, de una manera confundida.
Ella no dijo nada, sólo tenía una expresión seria, diferente a la que me acordaba.
Con un gesto cordial, la hice pasar. Miré hacia afuera a ver si venía con la persona que, en realidad, debía hablar.
Se sentó de una forma rígida y elegante, todavía seria, mirando a su alrededor, mientras que yo la observaba parado, como si no la conociera.
- iba a hablar con tu padre. No contigo. Esto no lo esperaba- le dije haciendo que me mire a los ojos con gran desinterés.
- Lo sé, pero decidí venir por mi cuenta y hablar yo. No necesito bocero- tenía un humor terrible, esa no era la chica que había sido mi mejor amiga, mi primer, como creía, gran amor.
Me senté a su lado, esperando explicaciones, pendiente de que si Victoria entrara, no malinterprete. Más problemas veía llegar.
- Bueno, cuéntame qué pasa o en queé estoy metido ahora.
Ella hizo un silencio muy profundo. Parecía estar tomando fuerzas.
- Si, pasa algo y nunca te lo conté... Empecemos por aquí: ¿Nunca te preguntaste por qué me mudé esa primavera?
Quedé preplejo, era verdad:- Si, muchas veces... Pero ya lo superé.
- Pero no me respondes...¿Por qué pensaste que me fui?
- Porque lo tenías planeado con tu padre. No sé... Sólo te fuiste.
Eso me había traído malos recuerdos... No quería revolver la historia.
- Puede ser, pero algo se presentó después de las vacaciones juntos.
- En vez de andar haciendo preguntas, sé más clara... No entiendo nada- en verdad que no, me estaba asustando su forma de dar vueltas con el supuesto rompimiento nuestro.
- ¿Te acuerdas de esas vacaciones?- sus ojos se tornaron melancólicos, de un color tornasolado, mirándome, esta vez, con una sonrisa sutil.
Suspiré pensante:- Si... - al mirarla una vez más, todo recuerdo de ella, se vino a mi mente...
Faltaban pocos días para volver a casa. Estábamos disfrutando de la playa junto a mi familia y la de mi novia, tomando sol y refrescando nuestros pies en el mar.
Había sido un viaje magnífico, estando hace una semana allí sin querer volver a la ciudad.
- Tengo hambre...- Sam me sonrío con picardía, con una indirecta muy directa. Quería que le trajera algo. Estábamos en la arena, abrazados, mirando las olas chocar contra la orilla, mientras nuestros padres, estaban charlando bajo la sombrilla.
Le di un beso y me paré a buscarle un refrigerio.
- Toma amor...- le di una naranja, haciéndola sonreír. En verdad, ella tenía hambre. Volví a tomarla en brazos y la senté en mi regazo. Ella comía y yo la miraba con gran amor.
Ella se aproximó a mi oído, como si me estuviera abrazando, tratando de disimular frente a sus padres:- Hoy a la noche ¿Vienes a mi habitación?
Me había sonado lindo, pero algo insinuador... Quería estar con ella, pero ella era la que se apuraba en nuestra relación. Eso no me asustaba, sino que yo no sentía que estaba preparado para hacerlo con ella, sólo llevábamos pocas semanas, ya que siempre habíamos sido amigos, pero antes del viaje decidimos intentarlo.
Esa noche, mientras nuestros padres dormían, sigilosamente caminé hasta la puerta de Sam. Toqué con delicadeza, escuchando como ella se aproximaba a abrirme...
- Hola...- ella me dijo con una amplia sonrisa, en voz baja.
Entré y cerré la puerta. Andaba asustado por lo que pasaría si se enteraran de que estaba en medio de la noche con ella, en su cuarto...
- Ven, siéntate conmigo...- ella se sentó con las piernas cruzadas en su cama.
Me puse a su lado y la tomé en mis brazos, mirándola con ternura.
- ¿Qué hacemos?- le di un beso - ¿Película o charla extensa?- Ella me sonrió.
- Me gustaría hacer nuevas cosas...- vi como ella se empezó a tornar rara, me tomó del rostro y me sorprendió con un beso apasionado...
Esa noche, aunque no había estado de acuerdo, estuvimos juntos, la hice mía ya que no pude contenerme a sus encantos como todo hombre frente a esas situaciones... Pero me sentía mal, sentía que la había usado por sólo tentación y no por lo que ella parecía haberme seducido... Por amor...
Me quedé una hora más con ella, acostados juntos, pero mi mente me hacía sentir un estúpido, teniendo que poner excusas y marcharme del lugar... Necesitaba alejarme de esa circunstancia...
Después de eso, no volvimos a hablar del tema, bueno, si lo habíamos hablado pero había terminado en pelea...
Larga historia...
Pero lo que pasó, es que después de dos meses, ella se mudó, sin decirme nada, sólo viniendo a la puerta de casa y dejándome una carta que decía:
Joseph:
Debes creer que soy cobarde y no puedo terminar contigo frente a frente, pero hoy, lo prefiero así... Distante y sin tener que explicarte alguna cosa... Hasta siempre....
Me mudo... Besos...
Samantha
Al ver esa carta, sólo pude llorar, sin entender nada de lo que me estaba pasando. Caí sentado en las escalinatas de la entrada, soltando la carta con tristeza...
- Ese día fue muy duro para mí.
Ella tragó saliva:- Para mí también...
- No sé, porque para dejarme así, no estabas mal...- el enojo empezó a notarse en mi rostro. Era una herida sanada, pero una incógnita en mi vida que creía que no iba a descifrar nunca.
- Por eso, para que no creas que no fue difícil para mí, vine a decirte la razón que tanto buscas - me tomó la mano como si tuviera ese derecho, pero la dejé, ya que parecía ser algo verdaderamente serio.
- ¿Qué te hice?¿Qué pasó?- le dije de una manera seria y muy confundida.
Ella se paró rápidamente y nerviosa de mi lado:- No sé por dónde empezar. Es que hay dos cosas que debo confesarte y ninguna es fácil.
- Tus razones, en este momento, no me van a afectar... Estoy de novio, eres historia antigua en mi vida... Ya lo superé y sé que ahora puedo afrontar tus secretos con más tranquilidad.
- Puede ser... Pero...
- ¿Pero...?
Se empezaba a rizar uno de sus mechones, ese que siempre se le escapaba de atrás de la oreja... Eso significaba: Nervios... La conocía demasiado bien a pesar de los años...
- Dime, por favor...
Ella bufeó con timidez:- Bueno, te lo diré...
¿Qué esconderá Samantha?¿Victoria... Qué estará haciendo?.... Sigan leyendo y Comenten...
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